jueves, 17 de diciembre de 2009

Segunda sesión del juicio: objeciones y evidencias


"Interrogador, torturador y cazador de hombres", fueron las acusaciones de sobrevivientes contra Jorge 'el Tigre' Acosta, jefe de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), en la segunda jornada del juicio por los crímenes cometidos en el mayor campo de exterminio de la dictadura argentina (1976-83).




Los testimonios leídos de una decena de sobrevivientes inculparon a Acosta de haber sido el jefe del grupo de secuestros de la ESMA, que tomaba parte en las sesiones de torturas a detenidos encapuchados y engrillados, de mantenerlos en condiciones inhumanas y también de decidir sobre la vida y la muerte de muchos de ellos.

Acosta, el emblemático ex capitán de corbeta Alfredo Astiz, imputado por la desaparición de dos monjas francesas, entre otros delitos de lesa humanidad, y otros 15 acusados por los crímenes en la ESMA escucharon sin inmutarse los cargos que leía el tribunal en la primera etapa del juicio que se prolongará entre 6 y 8 meses.

Astiz, de 58 años, lucía serio y esta vez no llevaba el libro "Volver a matar" que provocativamente mostró el viernes pasado en la primera sesión del juicio, sino una carpeta y un block de hojas donde hacía anotaciones mientras se sucedían la lectura de los testimonios.

Astiz fue el primero en ingresar a la sala, esposado junto a otro acusado y luego uno a uno fueron entrando a la sede del tribunal, donde en la bandeja superior sus familiares los saludaban sin mostrar preocupación alguna por los cargos que afrontan los inculpados. La querella denunció que el marino retirado Ricardo Cavallo, extraditado por México y España y uno de los acusados, evita con engaños cumplir la prisión preventiva."Hace un mes que Cavallo está fuera de la cárcel y este Tribunal no tiene conocimiento. Fue por una consulta y se quedó por un mes en el Hospital Naval por un aparente dolor cervical, que no lo justifica", dijo el abogado Rodolfo Yanzón al iniciarse la segunda jornada del juicio. Cavallo “pidió un turno de atención médica y nunca volvió al penal (de Marcos Paz, en la periferia noroeste)”, dijo el abogado. Tras la denuncia, el Servicio Penitenciario Federal aclaró que Cavallo salió del penal "con orden judicial" debido a que requirió asistencia médica por una lumbalgia, pese a la cual camina sin dificultad, según se vio estos días en tribunales.



Asimismo Astiz recusó a dos de los tres miembros del Tribunal Oral Federal nº 5 que los juzga por 85 crímenes comentidos con el Grupo de tareas de la ESMA durante la dictadura militar. El planteo lo centró contra los camaristas Ricardo Farías y Marcelo Hergott, lo presentó el defensor oficial Carlos López Camelo, quien a sólo una semana de iniciado el juicio, los acusó de falta de parcialidad.
Esta denuncia busca entorpecer el juicio contra los 19 miembros del grupo de tareas de la ESMA y fue recibida por el TOF5 que preside Daniel Obligado como un mero trámite a resolver.
Astiz aparecióen esta segunda audiencia con otro libro, además de "Volver a Matar" de Juan Bautista "Tata" Yofre, cuya exhibición provocativa desató la semana pasada un incidente en la sala, y aunque lo sigue llevando consigo, ahora lo colocó dentro de un cartapacio de color rosa y porta a la vista, y ocasionalmente hojea "El Proceso", del escritor checo Frank Kafka.
Juan Carlos Rolón también se dedica a la lectura mientras se lee la acusación, otro represor, , quien lleva "Salvese quien pueda", una historia de la especulación financiera y las crisis económicas del inglés Edward Chancellor.



Del centenar que sobrevivieron de los 5.000 secuestrados alojados en la ESMA cuyos testimonios constituyen la base del juicio que ventila los horrores del mayor centro ilegal de concentración de la dictadura argentina, se ecnuentra Lisandro Cubas quien denunció que tras ser secuestrado el 20 de octubre de 1976 fue llevado a la ESMA donde fue sometido a reiteradas sesiones de tortura que obligaron a operarlo de un testículo.



"Acosta me torturaba con especial sadismo por haber sido un ex cadete militar y me trataba de traidor", según el testimonio incluido en la lectura de los fundamentos de la querella.

Al igual que el resto de los alojados en la ESMA, Cubas permaneció durante meses con los ojos vendados y engrillado, hasta que luego fue obligado a realizar tareas administrativas para el grupo represor.

"Fui secuestrado por un comando de ocho personas en 1976. Estaba encapuchado y engrillado con 21 eslabones. Comía un pan y mate cocido (infusión popular). Después de 40 días me dejaron duchar. Jorge Acosta fue uno de los que me torturó", denunció a su vez Ricardo Loquet, otro sobreviviente.



"Treinta mil compañeros desaparecidos, presente", gritaron los familiares de las víctimas al finalizar la sesión, que transcurrió sin incidentes.

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