viernes, 20 de octubre de 2017

La Justicia francesa concedió la extradición del PFA retirado Mario "Churrasco" Sandoval

Integraba un grupo de tareas que actuó en la ESMA durante la dictadura 


La Corte de Apelaciones de Versalles (Francia) concedió hoy la extradición del policía retirado Mario Alfredo Sandoval, solicitada en 2012 por la Argentina, a raíz de un pedido del juez federal Sergio Torres, en el marco de una causa por crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA durante la última dictadura. Este fallo "renueva la opinión favorable que ya había sido dada por el Tribunal de Apelaciones de París el 28 de mayo de 2014 y más tarde revocada por la Corte de Casación", que la envió a la corte de Versalles para que se expidiera, informó un comunicado de prensa de la Cancillería argentina.

Uno de los casos investigados en la causa es la detención-desaparición del estudiante de arquitectura Hernán Abriata, consumada el 30 de octubre de 1976 por un comando de la Policía Federal en Buenos Aires, al mando del subinspector Sandoval, como denunció en los '80 la madre de la víctima ante la Conadep, señaló la gacetilla. "Es (el fallo de la corte de Versalles) un paso más que damos después de cinco años de espera y a días de cumplirse 41 años de la desaparición de Abriata", dijo a su vez Carlos Loza, miembro de la Asociación de ex Detenidos Desaparecidos y compañero de cautiverio de Abriata en la ESMA, en declaraciones a Télam.

También conocido como "Churrasco", Sandoval está acusado de encabezar el grupo de tareas que operaba en la órbita de la ESMA cuando el 30 de octubre de 1976 entró al domicilio de Elcano 3235 y secuestró a Abriata, estudiante de arquitectura e integrante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP).

Vestido con ropa de fajina, Sandoval se identificó ante los familiares del joven, les dijo que pertenecía a Coordinación Federal -principal brazo de la Policía Federal en la represión política- y que llevaba a cabo "un procedimiento de rutina".

Concretado el plagio, Abriata fue conducido a la ESMA, donde compartió cautiverio con Loza, quien declaró en la megacausa ESMA que lo vio con vida hasta enero de 1977 en ese centro clandestino de detención, torturas y exterminio.

"Llegó a la ESMA en noviembre de 1976. Sufrió torturas y la última vez que lo vi fue entre el 4 y el 5 de enero del año siguiente, cuando lo trasladaron junto al matrimonio que formaban Bibiana Martini y Claudio Adur", relató. 

Al finalizar la dictadura, Sandoval se radicó en Francia, donde obtuvo ciudadanía y se diplomó en materia de Seguridad e Inteligencia económica. Trabajó como asesor de los paramilitares colombianos, como colaborador de varias empresas y dio clases en universidades francesas.

La vida de Sandoval (64 años) había pasado inadvertida hasta que su foto apareció publicada en la Argentina y los padres de Abriata lo identificaron como el inspector que acudió a detener a su hijo. 

A partir de ese momento, los profesores de Altos Estudios de América Latina de la Universidad de Marne-la-Vallé, donde se desempeñaba, emitieron una declaración en la cual le reclamaron al Tribunal que concediera la extradición del ex policía en función de la gravedad de los delitos que se le imputan.

Luego de un largo recorrido por el sistema judicial francés, la Corte de Casación decidió en 2015 que el Tribunal de Versalles se pronunciara sobre el pedido de extradición a la Argentina, hoy resuelto de modo favorable.

"Ahora, se espera que Sandoval apele la medida y en ese caso el Poder Ejecutivo francés tendrá la última palabra", informó Loza.

Por su parte, el comunicado de la Cancillería señaló que "el compromiso del Gobierno argentino en la defensa de los derechos humanos y la lucha contra la impunidad quedó ratificado a través del cuidadoso seguimiento del procedimiento iniciado ante el Gobierno y la Justicia de Francia desde la presentación de la solicitud de extradición hasta el acto judicial llevado a cabo hoy, del que participaron funcionarios de la Embajada Argentina en Francia junto a la asesoría legal especialmente contratada".

jueves, 5 de octubre de 2017

La venia de un genocida para la Gendarmería


Astiz usó sus últimas palabras en la causa ESMA para defender a la fuerza de seguridad

El represor Alfredo Astiz habló en el juicio por la megacausa ESMA III. A su repertorio habitual de reivindicación del terrorismo de Estado sumó ahora un intento de vincular la lucha armada de los 70 con la resistencia mapuche y relativizó el operativo en el que desapareció Santiago Maldonado en Chubut. “La guerra contra el terrorismo es sin tiempo", amenazó.

Para Astiz, la RAM es un peligro mayor que la desaparición de Maldonado. 
Alfredo Astiz tomó el micrófono hoy al momento de decir sus últimas palabras en el juicio que investiga 789 crímenes de lesa humanidad. Además de revindicar el terrorismo de Estado, como suele hacer en sus alegatos, ensalzó a la Gendarmería por la supuesta amenaza de "movimientos secesionistas" en la Patagonia y minimizó la desaparición de Santiago Maldonado.

“La guerra contra el terrorismo es sin tiempo, únicamente se pueden ganar batallas”, aseguró el ex capitán de fragata, responsable de infiltrarse en la Iglesia Santa Cruz para secuestrar a las monjas francesas Alice Domon y Leonnie Duquet y a  las principales referentes de las primeras Madres de Plaza de Mayo, entre otros delitos.

”Nuestro país no tenía riesgo de recibir ataques contra nuestra soberanía, sin embargo, últimamente han aparecido en el sur del país movimientos secesionistas que escudándose en ficticias reivindicaciones ancestrales pretenden crear una nación independiente apropiándose de nuestro territorio", expresó hoy Astiz ante el Tribunal Oral Federal 5 de Comodoro Py.

Según Astiz hay una supuesta influencia del Foro de San Pablo que “permanentemente reivindica los movimientos terroristas ocurridos en Sudamérica en los años 70”, y que “casualmente en su última reunión celebrada en Nicaragua  recomendó potenciar en nuestro continente los movimientos indigenistas”.

Para el genocida “es contradictorio” el reclamo por la soberanía en el Atlántico Sur y que al mismo tiempo “ignoremos estos movimientos que pretenden apoderarse de una parte de nuestro territorio continental”. Y no dudó en afirmar que “los movimientos separatistas” pusieron “en evidencia” a “la clase política” por “los errores que cometió en el pasado en la política de defensa, persiguiendo a las instituciones armadas de nuestro país”. Lo cual llevó, según su análisis, a que esa clase política “esté tratando de disimular su negligencia y egocentrismo minimizando el riesgo de esos movimientos”.

Allí pasó a referirse al caso Maldonado, por omisión: "En los últimos graves hechos producidos por los movimientos secesionistas en la provincia de Chubut el principal tema de debate de los políticos en los principales medios no era cuál era el movimiento, ni cuál era su objetivo. El principal tema de debate era si un Gendarme tenía una piedra en su mano o no".

En su alegato, además de trazar una supuesta genealogía entre la guerrilla de los 70 y la resistencia mapuche, Astiz se encargó de decir que no pedirá perdón por los crímenes cometidos en la ESMA. "Los organismos de derechos humanos son grupos de persecución y venganza, nunca voy a pedir perdón", afirmó. También cuestionó la política de derechos humanos del kirchnerismo y afirmó que hubo  "inseguridad jurídica".

El genocida, condenado en 2011 a prisión perpetua por los crímenes del grupo de tareas que integró, habló en el marco de la megacausa ESMA III. Es el tercer juicio por crímenes cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada y el primero que juzga los vuelos de la muerte. Astiz está acusado -entre otros crímenes- por el asesinato de la joven sueca Dagmar Hagelin, secuestrada en 1977 y por cuyo caso hasta ahora sólo fue condenado Emilio Eduardo Massera durante el Juicio a las Juntas.  Hay 63 procesados ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 5. Además de Astiz, figuran, entre otros, Jorge “Tigre” Acosta, Ricardo “Serpico” Cavallo (extraditado de México), Jorge Rádice, Antonio Pernías y Juan Carlos Rolón. Todos cumplen condena por el histórico juicio de hace seis años.

La ESMA fue el mayor campo de concentración de la dictadura. Por allí pasaron cerca de cinco mil personas, la mayoría de las cuales están desaparecidas. Además de torturas y asesinatos hubo violaciones, reducción a servidumbre y robo de bebés y propiedades de los secuestrados. La acción judicial contra los represores se continúa desde la anulación  de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.